
Esta hernia me “persigue” al igual que mis emociones, mis pensamientos mis alegrías y mis penas.
Cuando pienso en lo que no tengo me entristezco pero cuando veo TODO lo que tengo me alegro.
Mis días herniados son como mis días sin su presencia.
Mi cabeza, mi corazón están en lucha continua. Con mis dolores de hernia la cabeza le gana al corazón o al revés.
Pero gracias a eso que llamamos “cariño” no decaigo y hace que todo valga la pena.
Mis hijos son mi medicina, pero en general el de todos los niños. Todavía no se han contaminado de la hipocresía.
Hoy domingo sentada delante del ordenador cargando las fotografías del cumpleaños de Quim....me envuelve el aire de felicidad que las rodea.
Padres, madres, hijos, hermanos, abuelos....todos, absolutamente todos me medicáis.
Muchas gracias, ha sido un día muy tierno.